jueves, 21 de enero de 2010

Alimentos con nombre propio

La calidad es una de las claves en seguridad alimentaria. En la Unión Europea circula una gran diversidad de productos agrícolas procedentes de métodos de elaboración muy específicos y de zonas geográficas concretas. Los alimentos no sólo desempeñan un papel nutritivo, sino también de identidad. Las condiciones de producción agrícola y ganadera varían según la región, ya que en cada una de ellas se aplican métodos y tradiciones culinarias distintas. Fruto de esta diversidad, se desarrollan productos especiales con características específicas, que son reconocidos con distintas marcas de calidad.

No todos son iguales. Algunos alimentos tienen una historia particular, un pasado geográfico que les deja huella y que es fruto de una naturaleza y una calidad excepcionales. En gran medida, estas particularidades tan especiales se deben a que proceden de una zona geográfica concreta y a una cuidada elaboración, con métodos muy específicos. La calidad de estos alimentos se asocia a aspectos como la raza animal, el modo de producción (ecológico u otro), sistemas tradicionales, uso de ingredientes especiales o cumplimiento de unas normas más estrictas en cuanto a protección del medio ambiente o del bienestar animal.


Signos distintivos
Cuando un alimento incluye información sobre su lugar de origen o el método de producción al que se ha sometido, se le confiere un valor especial. Aspectos como el suelo, el clima, la geografía y la topografía configuran una calidad diferenciada reconocida por logotipos que identifican los productos. Estos tienen que someterse a controles específicos que garantizan su autenticidad.
Denominaciones de Origen Protegidas e Indicaciones Geográficas Protegidas son dos de las principales marcas de calidad agroalimentaria en la UE.

En la Unión Europea, según datos de 2007, hay unas 750 distintivos de este tipo, que se concretan en Denominaciones de Origen Protegidas (DOP), Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) y Especialidad Tradicional Garantizada (ETG). A esta cifra se suman cerca de 2.000 indicaciones geográficas para los vinos y bebidas espirituosas de la UE. En España, el número de productos con algún sello de calidad llegó, también en 2007, a los 141, encabezados por el aceite de oliva virgen y los quesos (ambos con 24 denominaciones), las hortalizas (19), las frutas (16) y las carnes frescas (15).


Se pretende ofrecer garantías a los consumidores sobre el origen y métodos de elaboración y apoyar a los productores para que se protejan frente a las imitaciones. Para las DOP y las IGP, el rasgo distintivo es su pertenencia estrecha a un territorio concreto. La diferencia entre ambas radica en que las DOP requieren que el producto se elabore en todas las fases en una zona en cuestión, mientras que las IGP se obtienen cuando, al menos una de las etapas, se asocia a una zona determinada. Las ETG utilizan un método particular de producción e ingredientes tradicionales.

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FUENTE: Consumer.es