lunes, 18 de abril de 2011

Dinero con principios

Los temas ambientales y sociales se han transformado en una de las principales fuentes de riesgo en los grandes proyectos de inversión en América Latina. Y los bancos pueden ser una de las principales víctimas.

La banca chilena se enteró demasiado tarde que algunas granjas de salmones se contagiaron con el virus ISA y, por una mala gestión ambiental, terminaron contaminando a gran parte de la producción salmonera del país. La banca tenía comprometidos US$ 1.600 millones en créditos en la industria; aunque no se perdieron en su totalidad, claramente el nivel de riesgo se elevó tras la crisis.

Éste es el origen de los Principios del Ecuador para Instituciones Financieras, un decálogo de estándares para analizar el financiamiento de proyectos que pueden tener impacto ambiental y social. Fueron creados en 2003 por un grupo de bancos globales –Citigroup, ABN-Amro, Barclays y WestLB– sobre la base del modelo ambiental del Banco Mundial y las políticas sociales de la International Finance Corporation (IFC).

Hasta ahora, 70 grandes instituciones bancarias del planeta han adoptado estos principios. Sólo nueve de ellos son latinoamericanos y seis son bancos comerciales –Banco Bradesco (Brasil), Banco Galicia (Argentina), Bancolombia (Colombia), CIFI (Costa Rica), Corpbanca (Chile) e Itaú-Unibanco (Brasil)– y tres son estatales –Banco República (Uruguay), Banco do Brazil y Caixa Econômica Federal (Brasil)–. Tres bancos mexicanos (uno privado y dos estatales) están avanzados en el proceso de adopción de los principios.

“Para muchos bancos pequeños y medianos no hace sentido en términos de negocio adoptar los Principios del Ecuador pues no financian proyectos complejos”, dice Piotr Mazurkiewicz, oficial de Políticas Medioambientales y Sociales de la IFC, unidad del Banco Mundial que trabaja con el sector privado.

“No obstante, aún hay un gran número de grandes jugadores en la región que están expuestos a un alto nivel de riesgo social y ambiental que no siguen estos principios. Algunos de ellos son grandes bancos estatales de desarrollo”. De hecho, el BNDES, el gigantesco banco de fomento industrial brasileño, cuyo financiamiento de proyectos supera al de multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, es uno de los que aún no suscriben estos principios.

PROCEDIMIENTOS

La adopción de los principios es un mero trámite para los bancos. La dificultad surge cuando hay que hacerlos operativos. Según la IFC, la parte más compleja es “establecer un sistema de gestión ambiental y social sólido, además de un mecanismo de reporte apropiado y a tiempo de la implementación de los principios”, según dice Mazurkiewicz.

El monitoreo del cumplimiento de los principios fue asumido por un grupo de ONG que se han especializado en el tema de ecofinanzas. BankTrack, basada en Ámsterdam, es una de las más reconocidas. “Nuestro objetivo inicial es tener una comunicación abierta con los bancos para sensibilizarlos”, dice Roland Widmer, coordinador del Programa Ecofinanças da Amigos da Terra y que representa a BankTrack en Brasil. “Cuando hay algún problema nos comunicamos extraoficialmente. Si hay un problema con la institución, entramos a la justicia, aunque hasta el momento no hemos iniciado ningún caso contra bancos”.

Según la ONG, la parte más compleja de cumplir son las consultas con las comunidades. “El Principio Nº 5 indica que algunos proyectos requieren de consulta pública para ser aprobados, lo cual vemos que muchas veces no es hecho”, dice Widmer. “En las usinas de Rio Madeira y Rio Xingu, por ejemplo, hay evidencias claras de que esas consultas no fueron hechas de forma adecuada”.

Muchos bancos, no obstante, saben muy poco del tema. “Aún hay confusión sobre qué parte de la organización debe hacerse cargo de los Principios del Ecuador”, dice Gómez, de Corpbanca. “Algunos el tema lo tienen alojado en los departamento sde comunicaciones o al de responsabilidad social empresarial, pero no los relacionan con el análisis de riesgos que es donde deben ejecutarse”.

Una complicación que no tiene el brasileño Itaú, el primer banco de un país emergente en adoptar los Principios del Ecuador. Dado que financia un gran número de proyectos complejos a lo largo de todo Brasil, la corporación requería de un fuerte equipo de gestión y un sólido esquema de análisis de riesgos ambientales y sociales, sin los cuales le sería muy difícil manejar esos riesgos adecuadamente. “Hoy es reconocido como uno de los más activos en aplicar los Principios del Ecuador en el mundo”, dice Mazurkiewicz, de la IFC.

Es una buena noticia. Porque el caso de éxito de Itaú, sumado a la influencia de la banca global y los avances de quienes empiezan a adoptar estos principios, son el paso necesario para que el financiamiento sustentable deje su estado de excepción y se transformenen norma. La banca contamina poco de manera directa, pero la selección de sus actividades de financiamiento tiene un impacto fundamental en el medio ambiente.


FUENTE: www.americaeconomia.com