jueves, 29 de mayo de 2008

CHILE: Estrategias para aumentar la masa Ganadera

El reducido tamaño de la masa ganadera del país es una importante limitación para acelerar el proceso exportador de carne bovina. El profesor Rodrigo Prado plantea una serie de propuestas para incrementar el número de vientres existente.

En los últimos años, desde el último censo (1997) a la fecha, la masa ganadera se habría reducido de 4,1 a 3,7 millones de cabezas. La producción nacional de carne bovina en vara ha disminuido significativamente, al tiempo que las importaciones han subido en forma exponencial, causando una importante reducción de los precios internos. Esto ha determinado una crisis de rentabilidad, la cual explica la reducción gradual de la masa ganadera.

Al interior de la industria existe consenso de que la exportación de carne es una opción muy interesante para mejorar los precios a productor y hacer de la producción bovina un negocio rentable. Así se observa en el mercado lácteo y porcino, donde las crecientes exportaciones respectivas han permitido un significativo aumento en los precios de la leche y la carne de cerdo.

Ya se está consolidando el proceso de exportación de carne bovina y, de hecho, los animales que cumplen con los requisitos exigidos por Europa se están transando a un valor atractivo para los ganaderos y considerablemente más alto que el precio pagado para el mercado interno. Esto empieza a estimular el negocio de la producción de carne bovina y la retención de vientres.

"La demanda de carne bovina de los distintos mercados es mucho mayor que lo que Chile puede producir", sostiene Rodrigo Prado, profesor de Producción de Carne Bovina de la Universidad de Chile y asesor del Area Agroindustrial de Fundación Chile, quien en diálogo con Agroeconómico analiza los problemas y soluciones para acrecentar la cantidad de vientres.

INTERVENCIONES TECNOLOGICAS La apertura del mercado de México, la consolidación del mercado europeo y japonés y la eventual autorización de Estados Unidos para el ingreso de carne bovina procedente de Chile, mejoran las expectativas del sector. Es fundamental que el país refuerce el cuidado del patrimonio zoo-sanitario, elemento básico que sustenta el potencial de Chile como exportador pecuario.

La pequeña masa ganadera existente en el país y el lento ritmo reproductivo del bovino, son una importante limitación para acelerar el proceso exportador.

Si bien se trata de una situación que no puede cambiar de un momento a otro, porque depende del lento ciclo biológico del ganado y de factores económicos, también existen deficiencias de manejo que pueden corregirse para conseguir un óptimo nivel de producción y de paso acelerar el crecimiento del número de vientres productivos: Fertilidad En Chile el índice de fertilidad de las vacas es del 65-70% al año, lo que significa que de cada 100 vacas, sólo alrededor de 65-70 logran destetar una cría una vez al año. Existen problemas de infertilidad, anestro de post-parto, mortalidad embrionaria, abortos, mortalidad al nacimiento y mortalidad entre el nacimiento y el destete. Gran parte de estos problemas se generan por errores en el manejo nutricional, reproductivo y sanitario de los rebaños.

Una proporción importante de las vacas (10 al 40%) no quedan preñadas y uno de los factores más importantes que explican esta baja fertilidad –indica Prado– está dado por el mal manejo nutricional de la vaca de cría, especialmente en el período de invierno. "Existe poco conocimiento y manejo del concepto de condición corporal como elemento básico para mejorar los parámetros reproductivos. Es común que los ganaderos den una cantidad reducida de suplemento a todo el grupo de vientres en un solo lote, a vientres de distintas edades y en distinta condición corporal. Las vacas adultas y en buen estado, por su mayor jerarquía social, consumen la mayor parte del suplemento, cuando son precisamente las vaquillas que van a parir por primera vez y las vacas flacas las que necesitan el mayor apoyo nutricional", señala.

Existe también una diferencia importante en los requerimientos nutritivos de las distintas razas utilizadas en producción de carne. El académico puntualiza que Clavel tiene una producción de leche y un tamaño superior a las razas británicas (Angus, Hereford), lo cual la hace más exigente en términos de nutrición. Consecuentemente, en ecosistemas desfavorables, su condición corporal al destete y al momento de la parición es menor que en las razas más pequeñas y de menor producción de leche, lo cual repercute negativamente en su eficiencia reproductiva.

"Esto implica que el reemplazo de razas cuyos requerimientos nutritivos no están de acuerdo al ecosistema productivo, por razas más acordes al medio ambiente, podría determinar un aumento importante en la fertilidad", asevera el profesor.

Asimismo, la mortalidad embrionaria y los abortos pueden ser causados por problemas de tipo sanitario, que deben controlarse y prevenirse, al igual que la mortalidad al parto y entre el nacimiento y el destete. "La medicina veterinaria preventiva juega un rol muy importante", sostiene Prado, agregando que la meta debiera ser llegar a un promedio de 80% de fertilidad y en los mejores predios al 90%.

Con un aumento de esta magnitud, habría al menos un 14% más de terneros en el país cada año. "Por cada 1 millón de vientres, destetar un 80 versus un 70%, significa producir 100 mil crías adicionales", puntualiza.

Encaste Anticipado y Manejo Genético En segundo término, el asesor resalta la importancia de realizar una buena crianza de las terneras en el primer invierno, con una adecuada alimentación, de modo de obtener un peso apropiado (320 kilogramos en las razas Hereford y Angus) para poder hacer un encaste anticipado de la vaquilla, en los ecosistemas que contemplan conservación de forrajes y/o suplementación invernal. El objetivo es que la vaquilla se cruce a los 14-15 meses de edad, idealmente con inseminación artificial, y no a los 26-28 meses como se realiza todavía en algunos sistemas de producción tradicionales.

Considerando que la vaquilla se desteta a los seis meses con aproximadamente 200 kilos de peso, se tienen otros 8-9 meses o 240 días para aumentar su peso al mínimo de encaste (320 kilos), lo que implica un incremento promedio de medio kilo por día, perfectamente alcanzable, según Prado.

Junto con ello, acota, es fundamental utilizar razas con menores pesos de nacimiento y, dentro de esas razas, individuos que produzcan crías que nazcan con facilidad. La raza Angus presenta pesos de nacimiento mucho más bajos que la raza Clavel. Sin embargo, son muchos los ganaderos que utilizan toros de razas pesadas para cubrir sus vaquillas, con lo cual aumentan las dificultades de parto, la mortalidad neonatal y la mortalidad de la propia madre, sobre todo si el encaste es a los 14 meses.

Parición de Otoño Para aquellos vientres que fallan en el encaste de primavera, Prado plantea utilizar el sistema de parición de otoño como una segunda oportunidad, especialmente en ecosistemas que trabajan con bajas cargas animales. El bajo precio de la vaca adulta es otra razón para considerar esta práctica. Una pequeña proporción de los vientres podría parir a fines de verano o principios de otoño, tal como ya lo hacen algunos ganaderos. De esta manera se evitaría el envío de vientres a plantas faenadoras.

Estos vientres, en la gran mayoría de los casos, no presentan problemas de fertilidad y no han quedado preñados por razones de manejo (mala condición corporal al parto, parto muy tardío, problemas de fertilidad del toro, etc.).

El uso de este sistema, dice el profesional, reduce el beneficio de vientres y permite aumentar y/o acelerar los partos. Adicionalmente, "posibilitaría tener una oferta de terneros en otra estación", lo cual es positivo para los programas de engorda que deben producir para los mercados externos durante todo el año.

Longevidad Una manera adicional de estimular la retención de vientres es utilizar el éxito reproductivo más que la edad de la vaca como indicador para decidir la continuidad de un vientre en el rebaño. En la actualidad, explica Prado, en muchos predios ganaderos los vientres son eliminados del rebaño a una edad fija, cuando cumplen 8-9 años de edad. Este criterio de rechazo, señala, puede dar paso a uno que considere la capacidad reproductiva más que la edad.

En este nuevo escenario en que se apuesta por la exportación y se necesitan vientres, una vaca de 9 años que ha sido capaz de destetar un ternero de buen peso todas las temporadas, debiera permanecer en el rebaño, prolongándose su vida útil, afirma.

Razas de Alta Demanda "Otra forma de estimular la retención de vientres es el uso de aquellas razas más demandadas en los mercados internacionales", asevera el académico. De ese modo el ganadero tendrá asegurada la demanda por sus vaquillas, que se destinarán a la reproducción y no a la engorda.

En la actualidad, por ejemplo, existe una gran demanda por terneras o vaquillas Angus, preferida por varios mercados externos, por su carne con mayor infiltración grasa. Adicionalmente, se ha iniciado con éxito la exportación de carne de animales híbridos Wagyu x Angus, lo que estimula aún más la demanda por vientres Angus.

Actualmente en Chile la raza de carne más usada, principalmente en el sur del país, es el Clavel Alemán. Si bien ésta cumple con los requisitos de la Unión Europea, "no tiene el nivel de infiltración grasa que demandan los mercados que a futuro podrían ser muy relevantes para Chile", señala el profesor. A ello agrega que la raza Clavel no está presente en los países con mayor desarrollo ganadero e inversión en mejoramiento genético, lo cual tiene sus desventajas.

RECUADRO 1 Precios Internos Un elemento que a juicio de Prado es esencial para que aumente la masa ganadera está dado por los precios internos del ganado. Sólo si éstos suben y se genera un estímulo económico, los productores comenzarán a retener vientres y reemplazarán cultivos tradicionales, con rentabilidades en franca declinación, por praderas para la producción de carne.

"Las plantas faenadoras deben transferir una proporción justa de los beneficios económicos de la exportación de carne a los ganaderos, de modo que los precios que se paguen por los novillos sean suficientemente atractivos para que el ganadero certifique su predio como PABCO y destine su producción a mercados externos, sin desmerecer el mercado interno, que puede pagar un sobreprecio cuando se produce una mayor calidad", manifiesta.

Esto ya se esta produciendo y los ganaderos deben acelerar su proceso de inscripción en el sistema PABCO, añade, lo cual puede generarles importantes beneficios económicos. "Los vientres de predios PABCO A ya se cotizan a precios mucho mayores que los de predios no inscritos", comenta.

FUENTE: www.agroeconomico.cl

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